SALUD

¿Qué es lo que más te gusta de todo lo que tienes?

Esa fue la interesante pregunta que hizo una monitora a sus  alumnos del cursillo «Conócete, valórate».

La mayoría eran mujeres de mediana edad y, al comenzar a responder en voz alta, se generó una especie de competición para ver quién tenía más poderío en su respuesta; la verdad es que en el fondo todas eran bastante parecidas; la pelirroja de coleta estaba muy orgullosa de su apartamento en Peñíscola; el señor calvo, de su puesto de gerente en unos supermercados; a la rubia de pelo corto lo que más le gustaba era su chalet de la sierra donde disfrutaba todos los fines de semana; la morena de media melena decía que su gran satisfacción era haber estado en los Emiratos Árabes de vacaciones… y así fueron contando sus logros uno tras otro hasta que le llegó el turno a una mujer de unos sesenta años, vestida con chándal y zapatillas de deporte, que se había situado en el rincón menos visible de la clase; la monitora se dirigió a ella y le dijo solamente «cuéntanos tú».

La mujer respondió: lo que más me gusta es lo que tengo ahora, porque tuvimos apartamento en la playa, un gran coche, muchos viajes, pero en un momento determinado mi salud se deterioró gravemente, tuvimos que venderlo todo para conseguir un carísimo tratamiento en el extranjero; ahora soy la mujer más feliz del mundo porque tengo lo que más vale, la salud; podéis continuar -prosiguió la mujer- con vuestras vidas, pero no os olvidéis de que lo más importante, y que tendemos a olvidar hasta que lo perdemos, es la salud, la vuestra y, la de vuestras familias; os aseguro que universalmente es lo que más gusta.

Un silencio sepulcral se hizo en el aula hasta que un aplauso, comenzado por la monitora y seguido por todos, dio por finalizada la clase de ese día.