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SUSTO

Posted on Dic 12, 2017 by in Sin categoría | 0 comments

Ocas

Los Cantalapiedra vuelven a salir de viaje, esta vez sin ningún problema como les ocurrió en verano. Basi, el padre de Estela, cumplía 60 años e invitaba a todos a un fin de semana en un complejo vacacional, a las afueras de un pequeño pueblo de Cuenca; se reunirían todos, incluidos los perros, y también Luis y Carmina, el otro hijo de Basi y Maite, y su pareja.

Pau, el niño de nueve años de Estela y Santi, estaba encantado viendo a toda la familia junta bajo el mismo techo; una espléndida villa rodeada de jardines, cabañas y bungalows de madera, un riachuelo, un pequeño lago con un grupo muy guerrero de ocas, varias fuentes ornamentales, todo bajo un cielo otoñal soleado y muy frío.

La villa tenía una parte central que hacía las veces de gran salón, y a los lados dos torreones comunicados por una galería de madera que Pau decía que parecía un rancho del oeste americano; en el torreón de la derecha: enormes habitaciones, tanto en la planta baja como en la alta; a la izquierda del salón: baño, cocina y acceso al otro torreón donde perderse era lo más fácil ya que cada habitación tenía escaleras para subir a otra habitación, y lo completaba otro cuarto de baño.

Los perros corrían de un torreón a otro por el pasadizo de madera haciendo un ruido que daba la impresión que llegaba el séptimo de caballería.

Una vez instalados en la casa, salieron a dar un paseo todos juntos para conocer bien el lugar, sabían que había piscina cubierta, obviamente, dado lo gélido del clima, pero no tenían  muy claro donde estaba.

El encargado del complejo había comunicado a la familia que, dentro del mismo, los perros tenían que ir con correa, sobre todo para evitar que hubiera algún altercado con las ocas. Así se hizo; a pesar de las ganas de correr que tenía Cactus y lo mucho que les gustaba a Rizos y Matu revolcarse en los montones de hojas secas, fueron llevados con correa.

El sitio les pareció tan bucólico, estaban tan  a gusto, que ni el frío les hacía volver a la casa.

Una vez llegaron al final del recinto, tras pasar un puente de madera custodiado por las ocas que se empeñaron en demostrar que ellas eran las dueñas del sitio, especialmente a los perros, vieron una gran puerta de hierro abierta que daba a un sendero que a su vez dejaba ver al final del mismo una gran construcción, una especie de mansión con una gran explanada delante que intuían estaba deshabitada.

Decidieron seguir el sendero, y cuando habían avanzado unos pocos metros, Estela le dijo a su madre, que llevaba a Rizos, que lo soltara porque ya estaban fuera del recinto y el perro tenía ganas de correr y podría hacerlo por la explanada. Maite lo hizo aunque no de muy buena gana, sabía lo revoltoso que es Rizos; Estela y Santi con Cactus se separaron del grupo para hacer unas fotos, el resto continuó por el sendero; Rizos al verse libre, comenzó a correr a mucha velocidad como si hubiera visto algo.

De repente se vio al perro a lo lejos que se iba a la derecha, Pau  comenzó a llamarlo: «Rizos ven aquí, vamos,  Rizos ven.» Automáticamente el perro se lanzó, no sabían dónde, porque desde lo lejos no se veía si era un pozo o una fuente que estaba a ras de suelo.

Pau echó a correr como nunca lo había hecho antes. Se arrodilló en el suelo e intentó coger al animal que no aguantaba sin hacer pie y por lo congelada que estaba el agua. Carmina llegó enseguida pero cuando llegó Pau ya había conseguido coger al perro por el arnés y sacarlo.

El animalito estaba con todos los rizos lacios, temblando de frío y de susto, tosiendo porque había tragado agua, se había zambullido en la parte honda de la piscina de la mansión, cubierta de hojas secas.

Estela y Santi llegaron asustados por los gritos que habían oído; al ver al perro chorreando agua, a Pau salpicado y un brazo empapado, se volvieron a la casa corriendo para intentar que el animal entrara en calor y que Pau se pusiera seco también.

Ya en la casa, con  la chimenea quemando troncos sin parar, todos alrededor de la misma, le hicieron ver a Pau que había sido un pequeño héroe, que su rápida intervención había evitado un final trágico a Rizos.

El día terminó con la entrega de regalos a Basi y la cena de cumpleaños que pudieron disfrutar todos juntos. Tras unos juegos y volver a recordar el episodio de Rizos y lo mucho que le gusta el agua, decidieron irse a la cama; anteriormente se habían repartido las habitaciones: Luis y Carmina en la parte derecha en la planta baja; Santi y Estela parte derecha de la planta alta, Basi y Maite en la parte izquierda de la planta baja, y Pau dentro de la misma pero en la parte alta; la otra habitación de este ala se quedaba sin nadie ya que las camas eran pequeñas con colchones muy finos como para niños pequeños.

Los animales dormirían bajo la escalera de madera del salón; cuando Estela estaba preparando las colchonetas para ellos, se dió cuenta que faltaba Matu y gritó: «¿Habeís visto a Matu?».  Matu es un bichón maltés mini, casi la mitad de tamaño de Rizos que también es de esa raza, es decir Matu cabe prácticamente en cualquier sitio.

Sabían que el perro estaba en la casa porque mientras cenaban estaba bajo la mesa como hace siempre por si se cae algo, pero no aparecía, lo llamaban y no venía.

Miraron cada uno bajo su cama, luego debajo del sofá , del mueble del salón, de la mesa camilla, bajo los muebles de la cocina, en los baños pero no aparecía por ningún lado.

Pau dijo: «¿Alguien ha mirado en la habitación vacía?». Todos se dirigieron hacia allí, en esa habitación había una cama tipo china y junto a ella una escalera de caracol de madera muy estrecha que llevaba a un altillo donde había una cama pequeña y un arcón y donde hacía muchísimo calor. Pues allí estaba Matu plácidamente dormido ajeno a su búsqueda; ¿cómo había logrado subir la escalera? ¿por qué se había ido el sólo allí si no le gusta estar sólo? ¿se había perdido por la casa y al no saber volver al salón se quedo allí?

Haciéndose todas estas preguntas cada uno volvió a su habitación.

Un cumpleaños que no se olvidará.

 

 

Dedicado a mi marido en su 60 cumpleaños.

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