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EL BOLSITO

Posted on Feb 1, 2018 by in Sin categoría | 0 comments

El Bolsito

Era el primer día de trabajo para el nuevo conserje del edificio de viviendas de lujo en una céntrica calle de París; no tenía ni idea de todo el trabajo que se le venía encima. Daniel, que así se llama este joven de 30 años, licenciado en historia pero sin ningún trabajo fijo en los últimos 10 años, aceptó éste pensando que tendría mucho tiempo libre para seguir estudiando y formándose en otras ciencias ya que la Historia no le había aportado nada hasta el momento.

El administrador del edificio lo recibió a primera hora de la mañana en el portal, le dio un horario muy estricto, de 8 a 13 y de 15 a 18, donde cada hora tenía especificado lo que tenía que hacer; desde repartir el correo a recoger la basura de todos los vecinos. Luego le propuso un trabajo extra los sábados; en la buhardilla del edificio se habían ido acumulando objetos que los vecinos depositaron allí y cuando se fueron o fallecieron nadie se los llevó. Daniel tendría que vaciar la buhardilla salvo las cajas que estaban etiquetadas correctamente, las que pertenecían a los actuales propietarios. Enseguida dijo que sí y preguntó qué hacía con todo lo que hubiera; el administrador contestó muy secamente que ése era su problema; lo podía tirar, quemar e incluso vender, nadie iba a reclamar nada, llevaban allí algunos más de cuarenta años.

El viernes después de su jornada laboral, Daniel subió  a la buhardilla, cuando abrió la puerta y vio las dimensiones que tenía aquello, pensó que le habían tomado el pelo, había metros y metros cuadrados de todo tipo de cosas, la gran mayoría antiguallas llenas de polvo que le iba a costar un esfuerzo enorme sacarlas de allí; se adentró en aquel inmenso espacio; a la derecha,  perfectamente apiladas y etiquetadas, las cajas de los actuales propietarios, a la izquierda, un enorme lío de cosas sin cajas, ni etiquetas ni nada, podía ver baúles, maletas, un cuadro de ciervos horroroso, una lámpara de pie sin pantalla, una mecedora con carcoma, muchos libros, una urna funeraria y de repente su vista se paró en un bolso playero enorme de mujer de estilo antiguo, lo cogió con esfuerzo, estaba lleno, pesaba bastante, abrió la cremallera gigante y algo oxidada que lo cerraba ; se quedó maravillado de ver todo lo que contenía: un elegante foulard de seda con algún enganchón, unas gafas de sol  negras algo puntiagudas, unos guantes blancos, unas medias, una agenda con su bolígrafo, un mechero de plata con las iniciales V.B. grabadas, y un pequeño bolsito  de mano de Carey que le pareció precioso; cuando se dio cuenta eran casi las nueve de la noche, llevaba allí alrededor de tres horas enganchado a todo lo que allí había, cogió el mechero y el bolsito y se dirigió a su casa donde su pareja Lilian lo esperaba. Mientras cenaban le explicó su aventura en la buhardilla, enseñándole el mechero y el bolsito; dijo que eran un regalo para ella si le gustaban. Lilian se quedó muda, con la boca abierta y un brillo especial en los ojos.»El bolsito es precioso» dijo mientras lo abría; en su interior un espejo redondo, un porta pintalabios metálico y un espacio para los pitillos, todo perfectamente conservado. Lilian cogió el porta pintalabios, lo abrió, evidentemente estaba vacío pero tenía en la base un botoncito que enseguida apretó; sorprendida vio como la base se abría y aparecía un hueco donde había una pastilla blanca, no le llamó mucho la atención, parecía un pastillero camuflado, luego cogió el espejo, notó que algo sonaba dentro, nuevamente una especie de botón en el marco dorado del espejo, al apretarlo dejo ver un doble fondo donde se encontraban unas pequeñas herramientas parecidas a las que se ven en las películas para forzar puertas. La pareja se miró, Daniel preguntó a Lilian si eso era normal, ella le contestó que para nada y siguió inspeccionando el bolsito; trató de ver si había algún otro compartimento secreto pero no encontró nada más; al levantar la mirada vio el mechero, de estilo zippo, la plata envejecida por el paso de los años; sin pensarlo dos veces lo desmontó, al sacar el depósito de la gasolina, encontró debajo un minúsculo papel donde todavía se leía: «Louvre 16h./15 Août».

– ¿Quién era esa mujer?, preguntó Lilian a Daniel. ¿Cómo podemos averiguarlo? ¿Tenía algo más?… Lilian no paraba de hacer preguntas, estaba intrigadísima con lo que había descubierto, tanto, que al día siguiente decidieron ir los dos a la buhardilla; él tenía que limpiarla y ella trataría de conseguir más información sobre V.B.

A la mañana siguiente, se levantaron temprano, entraron en Le Petit Paris a desayunar su café con croisant y corriendo se fueron a la buhardilla . Lilian tenía mucho interés en saber en qué punto concreto había encontrado Daniel el bolso playero para comprobar si había más cosas de V.B. Así fue, en ese sitio quedaban unos libros estropeados por el paso del tiempo; en uno de ellos había escrito en la contraportada: «Todo salió perfecto; inmejorable trabajo, no hay ninguna como tú. Los jefes muy satisfechos. Un día para recordar 14/3/1950. Gracias».

Siguió buscando, mirando durante un par de horas; parecía no haber nada más de esa mujer. De repente en otro grupo de cosas que se notaba claramente que eran de otra persona, vio unos periódicos de la misma época que la fecha del escrito del libro. En portada, como gran noticia :»El gobierno acusa a Valerie Bonet de ser la autora de la desaparición de importantes documentos relacionados con la segunda guerra mundial». El  artículo no era muy amplio pero daba a entender que esa mujer era una espía, que estaba en búsqueda y captura. Lilian estaba muy emocionada, tenía la impresión de estar viviendo una película de las que tanto le gustaban; mientras, Daniel hacia viajes sacando trastos y llevándolos a un contenedor que habían puesto para ello delante del portal. Al vaciar la carretilla en el contenedor, una vieja caja se abrió, salieron un montón de recortes de periódico, fotos y una pequeña pistola. Lo recogió todo y se lo subió a Lilian que seguía como una posesa rebuscando en todas las cosas.

Eso fue como un tesoro para la muchacha, inmediatamente quedó enganchada al contenido de la caja. Daniel dijo de parar para ir a comer algo, Lilian contestó que ahora no lo podía dejar , que subiera unas baguetes y unos refrescos y así iría más rápida.

Cuando Daniel se fue, Lilian encontró entre tanto recorte y fotos, una en la que se veía a una bellísima mujer morena, con un traje chaqueta entallado, unos tacones de infarto, un pequeño sombrero, unos guantes y, en la mano, el pequeño bolsito de Carey. ¡Era ella!. Era V.B.

Ese día ya no encontró nada más que tuviera relación con V.B., pero Lilian no estaba dispuesta a abandonar, quería saber más; decidió ir a la biblioteca para buscar información en los periódicos de la época; tenía tres fechas: 14/3/50, 15/8 y el periódico que encontró era de julio del 50. Estuvo horas revisando los periódicos, los ojos le escocían de ver tantas pantallas, cuando estaba a punto de dejarlo, saltó la pantalla que buscaba: «Valerie Bonet, la espía buscada por los gendarmes ha sido encontrada muerta junto al Sena; la mujer presentaba signos de estrangulación, junto al cadáver se encontró un billete de avión para Cuba. Se sospecha que pensaba huir a ese país. Las investigaciones están abiertas y no se descarta ninguna teoría….. Era una mujer solitaria, sin familia, y nadie de momento reclama su cuerpo….»

Lilian se quedó triste, no la conocía, pero de algún modo se sentía unida a ella.

Al volver a casa contó su hallazgo a Daniel. Escribió todo lo que sabía de V.B. y lo guardo con cariño junto al mechero y al bolsito de Carey. Habían pertenecido a una espía real.

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